Reseña: Bóvedas de acero de Isaac Asimov
- Juan Enríquez
- 30 oct 2015
- 3 Min. de lectura

Me demoré mucho en llegar hasta Asimov, debo reconocer que en mi cabeza, cada vez que se mencionaba su obra, me llegaban ideas disparatadas sobre temas relacionados con la herejía y el pecado, tenía 10 años cuando tuve esos pensamientos equivocados de él y se convirtieron en “instinto reflejo”.
Es una pena y lo admito, este actor en mi vida hubiese lanzado más leña al fuego, a esa caldera de ideas imaginativas y fantásticas que el mundo se ha empeñado en determinarlas como “ciencia ficción”. Aquel encasillamiento ha provocado que a los que soñamos con las nubes y las estrellas nos tomen por locos.
Bóvedas de Acero tiene esos momentos donde erizan la piel, momentos en donde podemos ver como R.Daneel Olivaw se desenvuelve calmadamente entre humanos que no lo quieren y no lo aceptan por su condición de robot humanoide donde para colmo es policía. Si miramos la historia desde su punto de vista y si nos imaginamos que el robot sintió algo parecido al temor, sus días y sus noches en la futurista ciudad de New York pudieron ser largos y tortuosos. Para tranquilidad nuestra, podemos estar seguros que los robots no sienten y que el autor de libro nos contó la historia desde la perspectiva de Elijah Baley, un detective de clase media, casado y con un hijo pequeño, al que su amistad con el Comisario Julius Enderby le significó alguna “ventaja”, para ser tomado en cuenta en la investigación de un asesinato dentro del Enclave Espacial, lugar en donde habitan “los Espaciales”, sin querer adelantar nada al lector, dejo que la simple mención de este lugar y de estos personajes provoque inquietud en sus cabezas y permita que descubran completamente quienes son ellos, a través de la lectura.
La historia se desarrolla muchos años en el futuro, con un mundo lleno de 8 mil millones de personas estratégicamente colocadas dentro de unas ciudades gigantes parecidas a lo que son las fábricas metalúrgicas, basta con ver las películas de la Saga de Matrix para darse idea de su entorno. Podría bien cambiarse la palabra bóveda por cárcel.
Mientras se desarrolla la investigación del crimen, tanto Baley como R. Daneel van a convivir por 3 días enteros juntos y su relación va a desencadenar una serie de dudas existenciales en el más orgánico de los dos, lo sorprendente es que el robot va a ir desarrollando sutilmente una duda simpática en el lector, que nunca se aclara pero que se deja intuir, lo cierto es que un cerebro positrónico seguramente no sólo existe cálculo y precisión.
“… He estado intentando, amigo Julius, comprender algunos comentarios que Elijah me hizo antes - dijo el robot-. Quizá comienzo a hacerlo, porque de repente me parece que la destrucción de lo que no debe ser, es decir, la destrucción de lo que llamáis el mal, es menos justa y deseable que la conversión de este mal en lo que llamáis bien”.
R.Daneel Olivaw.
A pesar de que las novelas de Asimov, la gran mayoría; fueron escritas en un mundo sin computadores personales, sin internet ni celulares inteligentes, el autor hace unos logros enormes por inventar artilugios similares que los personajes utilizan durante el desarrollo de la historia en un supuesto futuro tecnológico.
Es por ello de la importancia de esta obra, ya que fue un gran cimiento para muchas de las producciones literarias y cinematográficas de la actualidad que nos presentan mundos futuristas y las relaciones entre hombre y máquina inteligente. Especialmente, el establecimiento de las 3 reglas de oro de la robótica.
Calificación:
**** 4 estrellas
El desenlace deja abierta la boca al lector, no precisamente por encontrar al autor del asesinato, sino por las palabras finales de R. Daneel.
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